martes, 10 de diciembre de 2013

Resumen anual de mi opinión sobre el gobierno

Como no tengo ganas de escribir nada, voy a poner un resumen de mi actuación durante el año 2013 en facebook sobre lo que pienso del gobierno. Lo malo es que se me va a ver el plumero, jeje. Aunque en mi descargo diré que si fueran socialistas y estuvieran haciendo algo parecido, los criticaría exactamente igual.

Nos podemos quedar sentados a que dimitan Rajoy y su gobierno, con el trabajito que le ha costado llegar este no se va, tenemos que echarlo.

Puede que Rajoy sea inteligente, puede que trabaje mucho y bien, puede que sea un buen gestor, incluso puede que sea honrado, pero Mariano, no basta con eso, también hay que parecer honrado, hacer bien el trabajo y que se aprecie por la sociedad que se hace, y sobre todo no se puede uno esconder como un cobarde. Si hay un problema del partido que afecta al país, te lo debes de comer con papas y salir a la palestra y dar la cara, de inmediato. Todo lo demás son milongas.

Digo yo que si para Alemania todos los países del sur somos unos vagos, gorrones, etc. porque no se lo confirmamos de una puñetera vez y los mandamos a tomar por el culo: a Alemania, a Merkel, a Mariano y al euro. A la mierda todo joder

Me guste o no, por un accidente de nacimiento, soy español. Lo que no soy es consumidor de una empresa, por tanto, ¡ESTOY HASTA LAS NARICES DEL CONCEPTO MARCA ESPAÑA!. Vivimos en un país, bueno o malo, con un sistema político mejor o peor, pero lo que si tengo claro es que no vivimos dentro de una tienda. Y esta diatriba va especialmente dirigida a nuestro nefasto gobierno, al que se le llena la boca con el rollo de marca España.

Hay días que me asquea vivir en un país como España, sobre todo los viernes después de cada consejo de ministros. Pero, claro, tienen mayoría, y la tienen porque cuando hay que votar se prefiere no ir y después criticar la opción que sale. A ver si nos enteramos, no vale la abstención hay que votar para poder botarlos, a todos los que están en el parlamento, hace falta sangre nueva con nuevas e ilusionantes ideas.

El problema de España (desde mi humilde opinión) no es la in-utilidad de Rajoy ni la sapiencia encontrada repentinamente por Rubalcaba, ni el radicalismo oculto de Cayo Lara, ni siquiera la iluminación omnisciente de Rosa Diez. El problema de España es que los españolitos queremos que haya alguien que nos diga lo que tenemos que hacer, y nos creemos al primer "iluminado" que nos dice lo que queremos oír. De ahí lo que se vota. La solución y el problema somos nosotros, como pueblo, como colectivo, mientras no sumemos en vez de dividir no iremos a ningún lado.

No sé al resto de ciudadanos de este país llamado Españistan, pero a mi, cuando termina el día, después de oír/ver/leer todo lo relacionado con la estafa en que nos han metido estos mangarranes de políticos/banqueros y demás gente de malvivir que dicen ser nuestros representantes, me entra una mala hostia.
Lo que sigo sin entender es que no salga todo el mundo a la calle a protestar, y que todavía sigan creyendo en el sistema y en esta partitocracia

Pido perdón. Pido perdón por ser un puto mediocre que sólo saco un desgraciado 5 en la selectividad. Pido perdón porque a pesar de esa mierda de nota sólo pude estudiar medicina en los jodidos 6 años que duraba la carrera. Vuelvo a pedir perdón porque como la mala persona que soy, cuando trabajaba y a pesar de la mierda de nota que tuve, volví a estudiar y tuve la indecencia de sacarme la licenciatura de derecho. Pido perdón porque todo eso lo hice sin pensar en lo que le costaba al estado (desgraciado de mi sólo pensé en el coste en tiempo, sacrificios y dinero que le costó a mi familia). En fin pido perdón por vivir en un país donde un impresentable como Wert es ministro de educación y nadie del gobierno que lo nombró ni el partido que lo sostiene hace nada.

Que digo yo, todos estos que están tan contentos y gritan tanto y arman tanto ruido porque el equipo de futbol de España ha ganado y pasa a la final ¿mañana no tienen que pagar hipotecas o no tienen problemas? Mas nos valdría rebelarnos (de forma pacífica) contra un sistema que nos tiene oprimidos y explotados que hacer el imbécil porque un equipo de gente muy, pero que muy bien pagada ha ganado en un juego.

El genio que tenemos la desgracia de soportar en España tiene "potestas" pero no "auctoritas"

A ver que se inventan ahora los neocon que nos gobiernan (Mariano's boys) para tener entretenido y engañado al "inculto" pueblo español, después de que les hayan chafado lo de Madrid. Estoy todo expectante esperando el nuevo fake que se van a inventar para que nos olvidemos de protestar.

Si Sócrates hubiera sido español no habría podido decir la famosa frase "sólo sé que no se nada" ya que los españoles tenemos la puñetera manía de hablar de lo que no sabemos como si fuéramos expertos en la materia (educación, justicia, salud, medicina, etc). Una cosa es tener una opinión al respecto, y otra muy distinta hablar "sentando cátedra". Es cierto eso que dicen de que la estupidez es atrevida y aquello otro de "el sabio calla mientras que el ignorante habla".

Artículo 67.2 de la Constitución Española: "Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo." O sea que pueden votar en contra de lo que diga su partido ¿no?
Artículo 71.1 de la Constitución Española: "Los Diputados y Senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones." ¿Quiere esto decir que sus partidos no pueden "castigar" a los Diputados o Senadores que actúen en contra del partido?
Visto lo que dice la Constitución y lo que hacen los partidos políticos y los diputados, ¿de verdad todavía creéis que este supuesto sistema democrático que existe en España no es una puñetera estafa? Con el apoyo de todos, ya que es más fácil mirar para otro lado que intentar cambiar las cosas.

Yo no creo que nuestra Constitución necesite una reforma, lo que necesita es que se haga entera de nuevo. Y la gracieta de hoy de Rajoy diciendo que es necesario un consenso como el del 76 para reformarla es eso, una gracieta, ya que la mayoría de los españoles creemos que hay que, como mínimo reformarla.

10 de diciembre
Esto es lo último, el no va más de la genialidad de nuestro "presi". Ha dicho que eñ ambiente del funeral de Mandela es "muy emocionante porque además allí ganamos el Mundial". 
Lo dicho, este genio es el que nos va a sacar de la ruina. Sin palabras.

Y eso es to.., eso es to.., eso es todo amigos.

jueves, 9 de mayo de 2013

Yo también soy leyenda

 
 Recientemente he visto la película “Soy leyenda” y he comprobado que difiere del libro. Pero no voy a hablar aquí de las diferencias existentes entre una obra literaria y su adaptación cinematográfica, sino de otra cosa.
 
El caso es que, cuando vi la película, me acordé del libro y del planteamiento que hace el mismo. Para los que no lo hayan leído, la novela trata del último hombre vivo en la tierra, donde los humanos han desaparecido de la tierra, siendo sustituidos por una especie de vampiros superdesarrollados. 
 
Dejando aparte las notas fantasiosas y discordantes del tema del libro, lo que yo entiendo que es el argumento central de la novela es que el humano protagonista (que termina siendo eliminado por los vampiros) se convierte en una leyenda para los vampiros, ya que para ellos es el último espécimen humano vivo que existe y que además los está cazando.

La novela está contada desde el punto de vista del humano, y el título hace referencia a que él se convierte en una leyenda para los vampiros. 

Viene esto al caso de que me dio por pensar que todos nosotros, en nuestra vida diaria, hacemos cosas pensando (generalmente) en nosotros o nuestros intereses, sin darnos cuenta de la cantidad de interrelaciones que surgen al cabo del día.

Si existiera la posibilidad ver como nuestras acciones y/u omisiones a lo largo de nuestra vida han afectado a los demás nos quedaríamos tan sorprendidos como el personaje que interpreta James Stewart en el clásico de Frank Capra “Que bello es vivir” al ver cómo afecta su no existencia en la vida de sus conocidos y familiares.

Puede que hagamos las cosas que hacemos forzados por las circunstancias, pero, seguro que, el resto de personas tienen una visión nuestra distinta de la que tenemos de nosotros mismos. Al igual que ocurre con nuestra visión de los demás.

Quién sabe, a lo mejor hasta hay alguien a quien le parecemos más interesantes, guapos, listos, estúpidos o incluso imbéciles de lo que nosotros mismos creemos que somos.

Así que en esta época de crisis, de malos rollos, de cabreo generalizado con todo el mundo (gobierno, oposición, monarquía, Europa, Merkel, la Iglesia, los cuñados, etc.), seamos positivos y pensemos que ahí fuera hay alguien que cree que somos geniales.

Hasta otra.

 

lunes, 18 de marzo de 2013

La razón es mía


Hoy voy a escribir sobre un tema que me pone de mala uva: la imposición de mis ideas y la  intolerancia hacia las ideas de los demás.

El caso es que siempre he creído que cuando alguien cree tener razón está bien que intente hacer lo que cree, incluso admito que intente convencer a quien no esté de acuerdo con ello; pero de ahí a imponer sus ideas, creencias, razones en definitiva, hay un mundo.

Viene esto al caso de la situación que estamos viviendo en España en la actualidad (abril de  2013). Tenemos un partido (el PP) que gobierna con mayoría absoluta, que impone sus criterios a todos y en todo.

Me diréis que para eso lo votaron una mayoría de ciudadanos. Error, no fue una mayoría, lo que ocurre es que el perverso sistema electoral que tenemos hace que se premie a los partidos mayoritarios, favoreciéndolos en el cálculo de representantes que obtienen por cada circunscripción electoral.

Además, aún asumiendo que fuese verdad lo anterior (el que lo votaron la mayoría de los españoles), sigo creyendo que no se puede gobernar de esa forma, habría que hacer algún tipo de concesión a las minorías que no sustentan el gobierno. Pero aún hay más, en este caso en concreto el gobierno de España está haciendo todo lo contrario a lo que dijo para engañar a los electores y que le votaran. Si consideráramos las promesas electorales como un contrato vinculante, está claro que el PP ha incumplido su contrato, no ha hecho nada de lo que dijo que haría.

Otra explicación que he escuchado: es que España estaba muy mal y había que hacer lo que el PP está haciendo. Si esta fuera cierto, creo que lo que debería haber hecho el citado partido era decir la verdad de la situación en la que se encontró el país y, a renglón seguido, convocar o bien nuevas elecciones porque no iba a cumplir lo prometido o bien un referéndum para que el pueblo diera el visto bueno a esas medidas que nos han impuesto a todos. Pero no, Mariano tenía tantas ganas de llegar al poder que, ni se le pasaron por la cabeza esas opciones (referéndum o elecciones), ni desde luego se le pasa ahora por la cabeza dimitir.

Me voy del tema, otra imposición es la que Europa, bueno llamemos a las cosas por su nombre, Alemania, nos obliga a hacer. No hay negociación, nos impone su criterio con el falso argumento de que se negocia, dejémonos de tontadas, en Europa no se negocia, Alemania impone su criterio y los demás con tal de seguir, dicen que si a todo.

Las religiones son otro ejemplo de cómo intentan imponer su credo a los demás. Y a las bravas, ya sea violentamente, ya sea intentando coaccionarte socialmente (a través de familiares, amigos, vecinos, etc.) “indicándote” lo que está bien considerado y lo que no.

Creo firmemente que las razones que cada uno tenga (religiosas, sociales, morales, familiares, etc) no obligan a nadie a imponérselas a los demás, y creo en el diálogo como única respuesta a los intereses contrapuestos.

Cuando no se llega a ningún acuerdo, más vale hacer una mala componenda para todas las partes antes que la imposición del criterio de una de ellas, porque si sucede esto último, cuando cambien las tornas del ciclo (político, religioso, etc) el que estaba abajo impondrá su criterio al que estaba arriba (como lleva sucediendo en España desde ….), y así no se evoluciona, ni se llega a ninguna parte.

Hasta otra.

lunes, 29 de octubre de 2012

¡Estoy harto!

Hace ya bastante tiempo que ni aparezco por aquí ni escribo nada. Mi idea era no inmiscuirme en toda la problemática de nuestro país, porque como digo en mi perfil de twitter: aspiro a vivir tranquilo pero no me dejan. En este caso no me dejan las circunstancias en que vivimos, por lo que necesito transmitir lo que siento, aunque no haya nadie ni que lo lea, ni que lo entienda, ni que lo comparta. No me importa, tengo la perentoria necesidad de manifestar mi opinión, y ya que tengo este espacio, que creé precisamente para ello, voy a hacerlo.
 
Y ahora, haciendo uso de mi prerrogativa de “abuelo Cebolleta” voy a contar una batallita, la mía.
 
Allá por el año 1975, cuando murió Franco, yo era un mozalbete que no tenía ni idea de lo que significaba la muerte del entonces “generalísimo”. Entonces estaba yo terminando el antiguo COU (por cierto, otro día hablare de nuestro sistema educativo), y como hijo de obreros y trabajando por la mañana lo estudiaba en horario “nocturno”. En esa franja horaria la mayoría de los estudiantes eran mayores que yo y ya me iba enterando de las movidas de los partidos políticos clandestinos y de lo que podría significar para España la llegada de una, entonces hipotética y anhelada democracia.
Al año siguiente, 1976, entré en la Universidad, y eso fue otro mundo: las asambleas, las manifestaciones, correr delante de los grises, y por fin, la Constitución en 1978. Entonces yo no tenía ni idea de cómo era la Constitución, pero para mí fue un logro que hizo que muchos de nosotros, y sobre todo mis padres y abuelos, consideraran que habíamos comenzado a andar hacia una sociedad más justa.
La Constitución que se consensuó, creo, como una forma de dejar atrás rencillas y rencores, y a partir de ella comenzar a construir, con el paso del tiempo se convirtió en un dogma que no se podía tocar. Es más los partidos políticos que deberían servir para vertebrar a la sociedad se convierten en unos dictadores, poniendo y quitando a los que van en las listas, de ahí la famosa frase “quien se mueve no sale en la foto”. Además, el ser político se ha convertido en una profesión muy bien pagada, no es necesaria ninguna cualificación y lo único que se exige es una fidelidad absoluta al “personaje” que te ha colocado en las listas.
En los últimos años a los sindicatos, vertebradores de la clase obrera, les ha ocurrido lo mismo. Consecuencia de todo esto es que la actual sociedad española no cree ni en los políticos ni en los sindicatos. Es necesario vertebrar de alguna manera el desencanto de tantos y tantos ciudadanos, pero el problema es que no hay nadie en el sistema, o por lo menos nadie de quien te fíes, porque en campaña todos prometen (y mucho) y cuando llegan al poder hacen lo contrario (eso sí, porque no sabían lo mal que estaba la situación).
Siguiendo con el dogma de no tocar la Constitución hay que decir que cuando les conviene a los partidos mayoritarios -PP, PSOE, independientemente de quien gobierne- si se cambia, y casi de tapadillo, no sea que los ciudadanos nos enteremos y nos cabreemos. Así se han hecho todas las reformas constitucionales en este País desde que tenemos la Constitución de 1978: la última la que hace prevalecer el pago de la deuda antes que cualquier otro gasto del Estado.
Y ahora, por último, después de los sacrificios que nuestros padres y abuelos hicieron para que nosotros vivamos mejor, con la excusa de la crisis, nos ponemos a salvar a los que nos han hundido en la más absoluta y puñetera miseria, argumentando además que hay que salvar a las entidades financieras para que los clientes que tienen depósitos en ellas no los pierdan. ¿Y cómo se hace? recortando los gastos superfluos, es decir todo lo que según un gobierno neoliberal puro y duro considera que no debe existir: sanidad, educación, justicia, …, o sea, lo que nos hace más iguales a todos.
Partamos de la base de que creo que tenemos que arrimar el hombro entre todos, pero entre todos, lo que no es de recibo es que haya unos sectores de nuestra sociedad que no estén recortando gastos superfluos cuando hay pensionistas que les cuesta llegar a final de mes porque además de pagar por sus medicinas tienen que mantener a sus hijos desempleados y a los nietos. Y básicamente los sectores de los que hablo son los políticos y los asesores que ellos mismos han colocado a dedo a su estela, banqueros y grandes fortunas. Posiblemente el total de lo recaudado por estos sectores no sea mucho, pero por lo menos transmitiría la imagen al resto de la sociedad de que todos estamos apechugando y no los de siempre.
Y ya por último y lo que me ha movido a escribir y salir de mi letargo es el tema de los desahucios. Está muriendo gente desesperada porque le quitan su casa, que es lo último que te queda, no es sólo el lugar donde vives y duermes, es tu vida, donde has pasado buenos o malos ratos y está ligada emocionalmente a ti. Por lo que cuando te la quitan, te están quitando parte de tu vida.
Es muy duro, y si encima no tienes apoyo, más. Y todo por una ley totalmente desfasada que hay que cambiar, porque después de quitarte la casa la deuda persiste. La dación en pago solucionaría parte del problema (por lo menos no te quedaría la deuda después de quedarte sin casa), pero no todo porque el inmueble lo perderías. Además, la mayoría de los inmuebles así ejecutados y que se queda el banco, se quedan “muertos”, es una carga para el banco, por lo que me pregunto ¿por qué tanto interés en desahuciar?. Creo que sería mejor arbitrar alguna forma para que se quede el actual propietario, como si fuera un alquiler o algo parecido, hasta que pudiera volver a iniciar los pagos.
En otro orden de cosas, y como mi formación es científica cuando yo hago algo y el resultado es erróneo o no es el deseado, puedo seguir intentándolo una vez más, pero si sigue sin ser el esperado, cambio de criterio, por ello me asalta la siguiente duda:  el gobierno del PP ha aplicado unas recetas económicas que (supongo) creen que son correctas para aumentar los ingresos, disminuir los gastos del Estado y que crezca la economía y el PIB. Bien, tras aplicarla repetidamente el resultado es totalmente el contrario, es más, en los países de nuestro entorno donde se han aplicado las mismas recetas todo ha ido a peor. Entonces, ¿no es ya el momento de cambiar de criterio?
Lo voy a dejar por ahora, que ya he escrito más de mil palabras y no creo que haya nadie que llegue hasta el final.
Hasta otra.

lunes, 23 de julio de 2012

Carta de un funcionario.

Hoy no voy a contar nada, simplemente voy a transcribir un escrito de un compañero de trabajo (y quiero pensar que también amigo) en el que reflexiona sobre la situación actual. Amablemente me ha permitido que pueda colgarla en este humilde rincón, lo que le agradezco, y a la vez quiero resaltar que comparto lo que dice.

Están sordos, o no quieren escucharnos, por eso hay que repetirles la cosas mil veces, con millones de voces, para que se enteren. Se lo repetiremos cuanto sea necesario, para que lo entiendan y lo respeten:

 Están vendiendo que lo público es caro. Eso es una trampa. Lo público no es caro ni barato, es necesario y este es un pueblo solidario. Nos preocupan nuestros vecinos, por eso cuidamos del desempleo. Nos preocupan nuestros padres, por eso consideramos que las medicinas no son un lujo, las pensiones tienen que ser adecuadas, y  los hospitales públicos imprescindibles. Nos preocupan mucho nuestros hijos, por eso queremos una educación de calidad y justa, donde también puedan estudiar los más humildes.

Lo público es necesario, es lo que está reclamando a gritos un pueblo solidario. Y no somos solidarios por casualidad, lo somos porque hemos vivido el hambre y la miseria no hace muchas décadas, y entendimos lo que es “cuido hoy de ti, para que mañana cuide alguien de mi”. Lo entendimos como no lo han entendido muchos pueblos en la Historia, incluso hemos servido de ejemplo para otros.

Si lo público no es gestionado tan eficazmente como lo privado, quizá sea por culpa de quienes nos gobiernan, por ineficaces y  codiciosos.

Somos un pueblo austero, aprendimos a serlo por los avatares del destino que nos metió en una guerra fratricida, con décadas de hambre. Podemos ser austeros y lo seríamos generosamente, pero también somos un pueblo justo. Sabemos que no sería justo dejar en la miseria a los más pobres, mientras vemos como se enriquecen sin escrúpulos los ricos. Somos justos, porque lo aprendimos a golpes, a fuerza de acumularse civilizaciones, lo que a la larga aporta una gran dosis de sabiduría, que fue fraguando siglo a siglo.

Por eso somos sabios, y sabemos que quienes nos gobiernan no tienen la ética como norma de conducta, se han convertido en  una casta intocable y derrochadora, ajenos a la realidad y a la decencia. Y además, se han vuelto sordos. También sabemos que los bancos nos están chupando hasta la sangre, que los usureros especuladores hacen negocio con nuestra impotencia y  nuestros temores.

Mientras ellos no den ejemplo, nuestro brazo amenazante se va a mantener erguido, contra quien intente aplastarnos, porque a eso nos obliga la dignidad.

Somos un pueblo digno, que nadie lo olvide. La dignidad y el honor forman parte de nuestra sangre, lo hemos respirado día a día de la tradición. Eso nos impide ser un pueblo sumiso, al que no van a doblegar tan fácilmente. Han intentando tantas veces someternos, que tenemos la piel como armadura, y les va a costar mucho que bajemos la cabeza, para mirar al suelo, obedientes.

Somos un pueblo que mira de frente, en todos los ruedos y todos los escenarios, y mirando al enemigo a la cara afrontaremos lo que sea necesario, para seguir siendo el pueblo que somos, sin permitir que nos cambien, ni las peores circunstancias, ni los dirigentes más despiadados.

Se lo diremos todas las veces que haga falta, hasta que quieran escucharnos. Encontraremos la forma de insistir hasta el agotamiento. Y que no piensen que hay maniobras extrañas en nuestras intenciones, porque somos muchos y hablamos claro. Solo así, esta vez hemos conseguido unirnos todos, con una fuerza que ni nosotros mismos sospechábamos. Es la fuerza de todo un pueblo, por encima de las ideologías, por encima de la condición social de los individuos, por encima del interés particular o de las banderas. Somos un pueblo que está pidiendo a gritos que nos respeten y nos dejen ser como somos. Estamos orgullosos de lo que hemos construido, de lo que edificaron nuestros padres, desde la penuria y el sacrificio, y no dejaremos fácilmente que lo conviertan en ruinas. Hace doscientos años que echamos a los franceses y echaremos a quien pretenda dominarnos. Lo vamos a impedir, porque somos muchos y hemos aprendido que JUNTOS PODEMOS.

¿Qué hacemos los funcionarios en todo esto? Mantenemos engrasada la maquinaria democrática, ponemos en marchar el motor cada día (tragando saliva para soportar los despropósitos de ciertos gobernantes), cuidamos de que las prestaciones sean solidarias, de que los desempleados tengan un mínimo para vivir, de que nuestros hijos tengan una enseñanza de calidad, de que los enfermos sean atendidos con eficacia, de que los mayores tengan unas pensiones justas que les permitan sobrevivir dignamente, de que nuestras calles sean seguras y, sobre todo, de que nuestrasl ibertades estén protegidas, ante las situaciones de infortunio y los ataques de quienes solamente buscan en este mar revuelto su propio beneficio. Y esta vez, también, somos el dedo que pone en marcha las alarmas, para advertir del deterioro que están causando.

Somos muchos, conocemos nuestros  compromisos, ¡que no lo olviden!, porque somos un pueblo consciente de nuestras obligaciones. Dejaremos claras las condiciones, y vamos a  defenderlas con la verdad que nos asiste y el convencimiento de que JUNTOS PODEMOS.

Jesús del Río.

Terminaré con una cita de Thomas Jefferson hecha en 1802:

"Si el pueblo permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y las instituciones que floreceran en torno a los bancos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron".

¡Os suena!

jueves, 7 de junio de 2012

Leer

Ahora que estamos en plena feria del libro y lejos de mi ánimo entrar en discusiones sobre si son necesarias actualmente eventos como la feria del libro, y además como no tengo ganas de hablar de política, voy a aprovechar el momento para hablar de la lectura y los libros.

De entrada y como declaración de principios quiero dejar claro que me gusta leer y me gustan los libros. Posiblemente se deba a que desde que tengo uso de razón he encontrado en la lectura una ventana abierta a nuevas ideas, nuevos mundos, nuevos amigos.

Y el caso es que con los años, cada vez me gusta más leer. Puede que se deba a que como tengo menos tiempo libre, cuando cojo un libro que me gusta, lo saboreo más. O no, pero insisto, cada vez disfruto mas leyendo.

Además procuro leer todos los días, para no acartonarme, lo cual no es difícil ya que lo que suelen poner en las televisiones, salvo raras y honrosas excepciones, no es de mi gusto, por lo que aprovecho las noches para leer.

Siempre me ha chocado el hecho de que España sea un país donde se publica muchísimo, pero a la hora de leer, se lee poco. Nunca se ha fomentado la lectura, pero en serio. Creo que aparte de que te guste, a los infantes en el colegio les tienes que proponer lecturas que les diviertan y no los muermos que se suelen leer, que sí, que tendrán muchos valores, pero no los engancha, y si no te enganchas a la lectura no vas a leer.

Leer te da la posibilidad de disfrutar aventuras con distintos personajes, sentir lo que ellos sienten, abrir tu mente a nuevas ideas, saber lo que otras personas han pensado o sentido a lo largo de la historia, etc. No me extraña nada que todos los gobiernos intenten que el pueblo no lea (ya sea agobiándote para que te aburras, o directamente ofreciendote otras posibilidades mas “golosas” como el futbol por ejemplo, o incluso una mezcla de las 2), ya que a un pueblo culto no se le puede engañar tan fácilmente.

Cierto es que los niños suelen hacer lo que ven en los padres y, generalmente, en un hogar donde se lee, los niños terminan leyendo, aunque sea poco. Por eso creo que en España se lee poco, porque viendo lo que hay por ahí, lo que me extraña es que haya quien todavía esté vivo, seguramente porque respirar no requiere de ningún aprendizaje sino que es automático XD.

A mí me gusta releer los textos que recuerdo que me han gustado mucho. Y lo cierto es que ni entiendes ni disfrutas lo mismo según cuando hayas leído un texto. En una primera lectura, por lo menos en mi caso, me entero de todo de una forma global. La segunda lectura es la que ya me da la posibilidad de entrar en los detalles. Y como generalmente hay varios años de diferencia entre las citadas lecturas, la experiencia acumulada por mi también influye en mi forma de entender ese texto (novela, ensayo, etc.). Y si, aún a riesgo de que me tachen de raro o friki, hay libros que he leído hasta 5 veces, siendo la primera en mis años de adolescente hará ya más de 35 años.

Y por ahora no voy a dar más la tabarra, que después de estar casi un año sin escribir nada en este blog, ahora vuelvo y con algo que creo que no le interesa a casi nadie, pero quería contarlo.

Hasta otra.

martes, 19 de julio de 2011

Fan-aticos

Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, ¡ay no, que eso es otra cosa!. Comienzo de nuevo. Hace mucho tiempo que no escribo nada en este escaparate de ideas que es este mi humilde blog, así que retomo la escritura con afán de escribir algo intrascendente.
Como siempre me pasa, empezaré con una cosa y terminaré con otra, cosas de la edad, ya lo iréis viendo conforme os pasen los años por encima.
A lo que iba, estaba el otro día, concretamente el día 15 de julio de este año, pensando en el tema de los fans, porque precisamente ese día se estrenó la última película de la saga de Harry Potter y comencé a reflexionar sobre este tema.
La saga de Harry Potter ha hecho que multitud de infantes y adolescentes (y algunos maduritos también) de ambos sexos lean. Esto de por sí ya es un éxito desde mi punto de vista: el que haya algo o alguien que motive a la juventud a leer es motivo de elogio. Por otro lado, que te guste o no la temática de la saga, que te parezca más o menos infantil es otra historia, como se suele decir: para gustos los colores. Los libros han llevado, desde que comenzó la saga, a tener un número de fans bastante grande.
Al haber pasado al cine los libros, se ha aumentado si cabe el público que ha podido acceder a la historia que se desarrolla a través de los 7 libros (y 8 películas), y han aumentado los fans de Harry Potter.
Y aquí viene mi reflexión. ¿Que hace que personas normales (por lo menos en apariencia) lleguen a los extremos que llevan a los fans a hacer las tonterías que hacen? Algunos fans se transforman en fanáticos en todo lo que respecta a su objeto de culto. Y aquí es donde hay un enorme caldo de cultivo para que los explotadores de mentes ajenas, que lavan cerebros con consignas repetitivas y sin trasfondo ético hagan su agosto. Que se aprovechen de estos fans para convertirlos en fanáticos es tema de estudio, y no seré yo quien lo haga, por lo menos en este momento.
El fanatismo invade todas las parcelas de nuestra vida (política, deportes, cultura, etc.) y todos somos más o menos fanáticos con respecto a nuestros gustos u opiniones, pero después, creo que volvemos de nuevo a nuestro ser.
Sin embargo hay un grupo de “personas” cuyas opiniones intentan imponerlas a capa y espada a todos, independientemente de lo que opinen estos “todos”, ya que creen que su opinión es la única verdadera, y las demás son falsas, por lo que hay que iluminarlos aunque sea matándolos (todos sabemos a quienes me refiero).
Creo que la única manera de que el ser humano evolucione es intercambiando opiniones e ideas, y para ello debe existir libertad de pensamiento, lo cual no nos dejan los fanáticos de cualquier signo. Incluso algunos partidos políticos están intentando “fanatizar” a sus seguidores-simpatizantes, y eso (en mi humilde opinión) sólo nos puede llevar a un camino, el cainismo tan reiterado del pueblo español.
Hay que cultivar el menos común de los sentidos, el sentido común, y eso se hace siendo tolerante con las opiniones de los demás. Se puede ser vehemente expresando tu opinión, pero no intolerante.
Y como dije al principio, empecé con una cosa y termino con otra, así que lo dejo por ahora.
Hasta otra.